facebook instagram linkedin
  • Inicio
  • Calendarios
    • Nacional
    • Internacional
  • Sobre el blog

Raks Hispania

Un blog de Fátima Hispania

Una de las diferencias que observo entre los bailarines que más me gustan es su plasticidad a la hora de interpretar la música, saltando de una parte a otra del cuerpo según el instrumento dominante.

Cada instrumento tiene su carácter aunque estén tocando las mismas notas; el bailarín tiene la libertad de poder hacer revolotear la danza sobre su cabeza o bajarla hasta la tierra y ello proporciona una información visual en consonancia con la música, hace que la danza viaje a través de su cuerpo.

Fátima Hispania en Casa Patas, Bellyquality 2019
A su vez, también podemos optar en un momento dado por interpretar un instrumento que no siendo dominante en ese momento sí que esté transmitiendo un sonido concreto que nos inspira.

Todo son opciones, unas generales y otras detallistas, pero suponen un recurso muy interesante que eleva la calidad de la danza enormemente.

En una representación donde la música no llegase a oídos del espectador en última fila, quizás por nuestros movimientos él pueda saber qué instrumento interpretamos en cada momento.

De esta forma y a grandes rasgos:
  • Nay, se corresponde con un trabajo aéreo de brazos, ligeros, ondulantes y altos.
  • Violín, trabajo horizontal de brazos y hombros, por debajo de la cabeza.
  • Guitarra, rababa: son los instrumentos que se relacionan con el pecho.
  • Acordeón: ondulaciones de vientre y caderas.
  • Percusión darbuka: trabajo de cadera, fuerza, precisión. 
  • Percusión cajón flamenco, palmas, bastón: fuerza de pies, el golpeo, la unión máxima a la tierra.
No es fácil, no siempre controlamos cada aspecto, pues en un escenario nos influyen muchísimas cosas que pueden desviarnos (como la emoción sin ir más lejos) pero sí podemos focalizar parte de nuestros ensayos en ello. Los resultados van llegando poco a poco y compensan el esfuerzo.
3/18/2019 No comentarios
Cuando subimos a un escenario (incluso días antes) en no pocas ocasiones sentimos nerviosismo, temor.... Temor a no gustar suficiente, a ser poca cosa para ese público, a decepcionar, a equivocarnos... Paradójicamente esta reticencia al momento de exposición suele ir unida a un gran deseo por mostrar y entregarse. 

Es posible que tú que estás leyendo estas líneas hayas podido sentir esa angustia en algún momento de tu vida y te gustaría deshacerte de ella. En primer lugar es importante identificar su origen. Al margen de situaciones personales puntuales que puedan estar afectando el estado psicológico de una persona, cuando te dedicas habitualmente a la danza y no consigues superar la ansiedad debemos remitirnos a nuestro ego, entendido como la conciencia de nuestro propio ser, el mismo que desea mostrar y al tiempo merma la seguridad en nosotros mismos.

Trabajar a nivel psicológico es fundamental para un bailarín (ya sea profesional o aficionado) puesto que se requiere un equilibrio emocional constante para afrontar una disciplina donde ego y exposición a los demás son dos características con gran desgaste, pudiendo derivar en egolatría o pánico escénico. Sin embargo, bien conducidas y entrenadas consiguen aportar valentía y desparpajo. 

En el ejercicio diario de esta profesión, el bailarín ha de tener presente que él es ante todo un vehículo de ideas, pensamientos, sensaciones; es un alma que, a través de la obra escénica, conecta con otras. Es ciertamente una forma de plantear el entrenamiento, no la única, pero sí muy útil para no desviar la danza de su orientación artística abriendo la mente al desarrollo simultáneo de técnica y emoción.

Cuando interiorizamos en nosotros mismos tomamos conciencia de virtudes y carencias, también de las inquietudes y comienza el proceso de creación. La danza es el arte a través del cual vehiculamos los mensajes con nuestro cuerpo y tratamos de hacerlo de la forma más bella posible pero también hemos de intentar que sea con la máxima sinceridad. 

Fátima Hispania, Muzalat 2018

La autorreflexión y la veracidad de nuestra expresión nos irán conduciendo por una senda de necesaria humildad. Digo necesaria no sólo por no vivir en la autocomplacencia sino también porque es el momento en el que sentimos control sobre el ego. Cuando salgo a escena sé que siempre habrá personas con más habilidad o muy entendidas, pero el hecho de reconocerlo aporta una profunda tranquilidad pues te aleja de la opresión de la decepción, de la imitación o de intentar ser algo distinto de ti, alienando tu propio ser y por ende perdiendo cualquier atisbo de coherencia entre tu interior y la imagen proyectada.

Cuando subo a escena intento ser principalmente sincera en lo que quiero expresar, no voy a decir a nadie "soy la mejor en este giro" sino "esto es lo que quiero contarte hoy". Es un claro ordenamiento de prioridades mentales. No necesitas ser la bailarina más técnica para llegar al público sino salir con la seguridad de que sí sabes lo que quieres transmitir y en ese punto encontrarás la relajación necesaria. 

Con eso no quiero decir en absoluto que no debamos formarnos para mejorar progresivamente nuestros recursos pero no olvidemos que estamos en continua evolución. El hecho de que dentro de cinco años poseamos mayor nivel técnico que hoy no es ningún impedimento; si así fuera, el bailarín sólo se mostraría una vez en la vida, el último de su formación. 


3/03/2019 No comentarios
Newer Posts
Older Posts

Acerca de mi

About Me


Directora, bailarina y coreógrafa en Raks Hispania.

Síguenos

Suscribirse

Etiquetas

Ali Khattab Español Oriental Fátima Nur Gala Nacional Umm Kalthoum

Archivo del Blog

  • ▼  2019 (4)
    • ►  agosto (1)
    • ►  julio (1)
    • ▼  marzo (2)
      • Bailar según el instrumento
      • La sinceridad del gesto
  • ►  2018 (7)
    • ►  octubre (1)
    • ►  julio (1)
    • ►  junio (1)
    • ►  mayo (3)
    • ►  abril (1)
Sígueme @Instagram

Created with by ThemeXpose | Distributed By Gooyaabi Templates